La década del ’90 marcó en Santa Fe una coherencia política entre los gobiernos de Reutemann y Obeid respecto a la privatización del Banco Provincial. Una continuidad en la desvastaciòn con lo iniciado durante la última dictadura.
Los beneficiarios de sus políticas fueron los mismos. Aunque hayan diferido temporalmente los ejecutores.
José María Candioti y Juan Carlos Mercier, los dos hombres del mundo financiero de mayor confianza del ex gobernador, son los fieles exponentes de un poder que se perpetuò en el tiempo.
Con el gobierno menemista, muy emparentado a los banqueros, Candioti cosechó buenos vínculos, que le permitieron integrar numerosas comitivas que viajaron al extranjero junto al ex presidente riojano.
Esa proximidad al entorno menemista, cuyos detalles jamás llegaron a revelarse públicamente, viajes en los que generalmente se entremezclan con difusos límites, actividades protocolares con lobby para algunas empresas, emprendimientos del Estado con negocios personales, quizás pueden explicar en parte su función como titular del directorio del fideicomiso del NBSF, administrando el patrimonio de los hermanos Rohm y Cia, los banqueros que permitieron triangular el dinero negro de la corrupción al amparo de la sociedad política entre menemistas y republicanos, cuyo máximo exponente en el BGN es David Mulford, el ex subsecretario del Tesoro norteamericano durante la presidencia de George Bush e ideólogo del megacanje que agregó a la deuda externa argentina unos 50.000 millones de dólares.
Un megafraude investigado por la justicia argentina que contó con el aval político en Washington de un solo gobernador del país, que viajó acompañando a Domingo Cavallo: Carlos Reutemann.
Por qué un gobernador necesitaría copar los órganos de control y la Justicia con parientes, amigos y bufones si no es para esconder irregularidades e ilegalidades.
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