domingo, 4 de enero de 2009

TRISTE SOLITARIO Y FINAL, In memorian tardío para un delincuente.



Hace unos meses murió Jorge Massat.
Un hombre al que el poder le soltó la mano cuando su nombre fue vinculado a una fortuna de origen oscuro.
A partir de entonces, aquellos que lo habían impulsado, sus jefes o lugartenientes, se corrieron. Fue el propio Carlos Reutemann, su amigo personal quien lo catapultó nada menos que a la presidencia del PJ provincial y al Senado de la Nación, el lugar desde donde Jorge Massat se hizo célebre por aprobar todas y cada una de las privatizaciones del Estado Nacional, desde la Comisión de Seguimiento Legislativo que integró previo pago de sumas millonarias en dolares.

Conocidas las denuncias en su contra, Reutemann, quien solía aparecer en los afiches electorales junto a Massat, lo dejó a un lado. "Yo no puedo estar en los calzoncillos de Massat", se lavó las manos como siempre el hizo el Lole (recuerden el "a mi nadie me avisó de las inundaciones).

Pero Reutemann no fue el único que formó parte del grupo de Massat. Cuando el hombre oriundo del norte santafesino recaló el la Cámara Alta del Congreso, "el 'Cachi' junto a Carlos Fornés y Leandro Miller formaron la guardia del senador del norte".
Así surgió, súbitamente, la Fundación Centro, que tuvo entre sus socios fundadores a Martínez, y Miller. Hombre recordado en los medios por su defensa acérrima de Jorge Massat en cada uno de sus programas.
Después recalaría en Rafaela, con el apoyo y beneplacito del intendente Perotti, en una AM que compartió el mismo edificio que la Fundación Centro, una entidad cuyo financiamiento siempre desperto sospechas.
Con el tiempo, sin embargo, esa "vieja guardia" también le soltó la mano, políticamente, y Massat terminó muriendo en un hospital, lejos de las riquezas que quedaron en manos de sus ex socios y administradores.
Algo que Reutemann y Cachi Martínez, conocen profundamente pero silencian..." A mi nadie me dió nada diría el ex gobernador...")

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